En virtud de que afortunadamente no he tenido casos de lesiones en mi condición de "consumidora", por cuanto lo soy en escasa medida, voy a emitir un juicio de valor respecto de este taller ingresado recientemente a la UAM.
En su fundamentación, se habla de la aceleración del mundo en que vivimos, de la cultura de lo descartable y del desarraigo del hombre moderno. Estar informados y actualizados, permite que vivamos en un mundo más justo, donde NADIE y menos aún los adultos mayores, deben ser excluidos.
Como alumnos del taller, acabamos de conocer la ley 24.240, protectora de nuestros derechos, como así los trámites a seguir en casos de anomalías. Hemos manejado conceptos, como derechos objetivos y subjetivos, personas físicas o jurídicas, bienes muebles e inmuebles, según nuestro Código Civil y sobre todo descubrir que el artículo 42 de nuestra Constitución Nacional, ha incorporado esta protección, en su reforma del año 1994.
Estamos informándonos de los antecedentes históricos de la normativa explicitada y de los organismos y asociaciones de consumidores que se han organizado para cumplir la misión protectora del Adulto Mayor y demás ciudadanos adquirentes.
En síntesis: se trata de un taller que al finalizar su primera etapa, ha DESPERTADO INQUIETUDES en sus alumnos, que predisponen al conocimiento de todo lo relacionado con nuestro mundo consumista, que a veces se sale de la ignorancia, sobre todo de los seres desprotegidos. Acudir a los estamentos de defensa, es el proceder correcto.
Reconozco haberme sorprendido respecto de estos contenidos, que hace a nuestra cultura de derechos y obligaciones. Por tanto, hago llegar mis votos, para el éxito de esta nueva faceta educativa de la UAM.
No sin antes dejar constancia, de la simbiosis espiritual existente entre la profesora y sus alumnos, el mejor fundamento del aprendizaje exitoso.
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