Las identificaciones personales el mundo pre-helénico.
Así como en la actualidad todas las personas contamos con un número de documento y firma que nos identifica, el hombre cretense también poseía una identificación personal, “su sello”, que hacía de cédula de identidad, y el cual estaba confeccionado según la posición social y características de propietario. Casi siempre en el caso de las personas ricas los sellos eran de metales costosos con exquisitos diseños que hacían alarde del más refinado arte minoico; en cambio las personas comunes del pueblo tenían estas identificación pero realizadas en tallas de piedra, de barro cocido o madera.
En ambos sectores sociales los diseños eran muy variados y los más frecuentes representaban: un barco, un arbusto o algún animal del mundo marino (ejemplo los pulpos), siendo este último recreado con mucha imaginación y con mayor frecuencia en los motivos minoicos.
El uso que se le otorgaba a dichos sellos era muy similar al que hoy le otorgamos a nuestra firma personal; se pude decir que tenían el mismo significado. Por lo general se acostumbraba a imprimirlos sobre material blando (arcilla cruda), y resultaba infaltable en las transacciones comerciales, al momento de cierre de los paquetes que contenían las mercaderías.
El procedimiento de utilización era muy sencillo, se colocaba una bolita de arcilla cruda sobre la cual se presionaba con el sello, dejando así la identificación del comerciante que hacia el despacho, y a su vez también servía en estos casos como un verdadero cierre hermético.
Así como en la actualidad todas las personas contamos con un número de documento y firma que nos identifica, el hombre cretense también poseía una identificación personal, “su sello”, que hacía de cédula de identidad, y el cual estaba confeccionado según la posición social y características de propietario. Casi siempre en el caso de las personas ricas los sellos eran de metales costosos con exquisitos diseños que hacían alarde del más refinado arte minoico; en cambio las personas comunes del pueblo tenían estas identificación pero realizadas en tallas de piedra, de barro cocido o madera.
En ambos sectores sociales los diseños eran muy variados y los más frecuentes representaban: un barco, un arbusto o algún animal del mundo marino (ejemplo los pulpos), siendo este último recreado con mucha imaginación y con mayor frecuencia en los motivos minoicos.
El uso que se le otorgaba a dichos sellos era muy similar al que hoy le otorgamos a nuestra firma personal; se pude decir que tenían el mismo significado. Por lo general se acostumbraba a imprimirlos sobre material blando (arcilla cruda), y resultaba infaltable en las transacciones comerciales, al momento de cierre de los paquetes que contenían las mercaderías.
El procedimiento de utilización era muy sencillo, se colocaba una bolita de arcilla cruda sobre la cual se presionaba con el sello, dejando así la identificación del comerciante que hacia el despacho, y a su vez también servía en estos casos como un verdadero cierre hermético.
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