Introducción a la Informática
CONSIDERACIONES FINALES DEL CURSO DE INTERNET
Ante la proximidad de la finalización del año lectivo 2007, hago llegar al profesor Lürig, mi balance del curso de Internet.
Somos seres que continuamos el crecimiento de nuestra personalidad, porque la última etapa de la vida es tan necesaria para el proceso de desarrollo, como lo son las otras.
Tratamos de asumir este tiempo de la vida con un enfoque positivo. Tenemos en cuenta lo que decía Cicerón: “No es probable que después de haber dispuesto con tanto cuidado las demás etapas de la vida, DIOS haya desatendido el último acto, como un poeta incapaz.”
Nuestra etapa es una realidad, a pesar de los asaltos de fuerzas corrosivas o destructoras. Es un poco como la cima de una montaña, es una subida a la cumbre. Es el último capítulo del libro de nuestra vida.
No llevamos incorporados a nuestros genes, como las generaciones jóvenes actuales, la tecnología de la época. “Somos refractarios” a este aprendizaje. Pero el profesor Lürig, con sus capacidades docentes, ha logrado que manejemos con relativa soltura, este medio de comunicación.
Escribimos en Word, adjuntamos archivos, enviamos e-meils, participamos en el Blog de la UAM, con nuestros comentarios referentes a los talleres que cursamos. El “sentido de pertenencia” y de “comunidad” de este espacio informático, nos hace sentir bien expresando nuestras ideas. El profesor Edgardo es su creador. De ahí que la universidad de los adultos mayores, le debe su reconocimiento a esta forma de trascendencia tecnológica.
Además, su participación con otros colegas de la UAM, en el Congreso Mundial de la tercera edad, los días 24, 25 y 26 de septiembre de este año 2007, en la ciudad de Paraná, lo revelan como un docente capaz y preocupado por el tema que nos ocupa.
GRACIAS, profesor, en nombre de mis compañeros, por el tiempo que nos ha dedicado. GRACIAS, por su paciencia para ayudarnos a subir la cuesta. GRACIAS, porque hoy participamos del tiempo nuevo que nos toca vivir. GRACIAS, porque hizo que la “computadora”, sea nuestra compañera para expresarnos en esta nueva era.
Creo que hemos decidido para bien, cual será el monumento de nuestra existencia: el perfeccionamiento constante y sin desmayos, hasta el final de nuestros peregrinar. Que así sea.
Con amor cristiano.
Amelia Gómez Martínez
Ante la proximidad de la finalización del año lectivo 2007, hago llegar al profesor Lürig, mi balance del curso de Internet.
Somos seres que continuamos el crecimiento de nuestra personalidad, porque la última etapa de la vida es tan necesaria para el proceso de desarrollo, como lo son las otras.
Tratamos de asumir este tiempo de la vida con un enfoque positivo. Tenemos en cuenta lo que decía Cicerón: “No es probable que después de haber dispuesto con tanto cuidado las demás etapas de la vida, DIOS haya desatendido el último acto, como un poeta incapaz.”
Nuestra etapa es una realidad, a pesar de los asaltos de fuerzas corrosivas o destructoras. Es un poco como la cima de una montaña, es una subida a la cumbre. Es el último capítulo del libro de nuestra vida.
No llevamos incorporados a nuestros genes, como las generaciones jóvenes actuales, la tecnología de la época. “Somos refractarios” a este aprendizaje. Pero el profesor Lürig, con sus capacidades docentes, ha logrado que manejemos con relativa soltura, este medio de comunicación.
Escribimos en Word, adjuntamos archivos, enviamos e-meils, participamos en el Blog de la UAM, con nuestros comentarios referentes a los talleres que cursamos. El “sentido de pertenencia” y de “comunidad” de este espacio informático, nos hace sentir bien expresando nuestras ideas. El profesor Edgardo es su creador. De ahí que la universidad de los adultos mayores, le debe su reconocimiento a esta forma de trascendencia tecnológica.
Además, su participación con otros colegas de la UAM, en el Congreso Mundial de la tercera edad, los días 24, 25 y 26 de septiembre de este año 2007, en la ciudad de Paraná, lo revelan como un docente capaz y preocupado por el tema que nos ocupa.
GRACIAS, profesor, en nombre de mis compañeros, por el tiempo que nos ha dedicado. GRACIAS, por su paciencia para ayudarnos a subir la cuesta. GRACIAS, porque hoy participamos del tiempo nuevo que nos toca vivir. GRACIAS, porque hizo que la “computadora”, sea nuestra compañera para expresarnos en esta nueva era.
Creo que hemos decidido para bien, cual será el monumento de nuestra existencia: el perfeccionamiento constante y sin desmayos, hasta el final de nuestros peregrinar. Que así sea.
Con amor cristiano.
Amelia Gómez Martínez
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